Una de las razones por las que siempre hay que consultar con un dermatólogo antes de usar un tratamiento acne es que lo que pueden parecer granos típicos de acné podrían estar, en realidad, causados por otros problemas de piel.
Los comedones típicos del acné son granos abultados, a menudo rojos y que pueden acabar con una bola blanca o amarilla de pus. Pero este tipo de problemas pueden tener otras causas y el aspecto, a ojos de alguien que no es experto, ser muy similar.
En muchos casos, solo con acudir a la consulta del dermatólogo este ya identifica el problema y ofrece al paciente el mejor tratamiento para su caso. Tanto si es acné como si se trata de otro tipo de patología. Porque incluso siendo acné, no todos son iguales ni todas las pieles van a responder igual al tratamiento.
En caso de que tenga sospechas de que no es acné, pero no pueda identificar con claridad qué es lo que se tiene, tal vez necesite sacar muestras para analizar en el laboratorio. Tras un análisis se ofrecerá un diagnóstico totalmente fiable para poder llevar a cabo el tratamiento pertinente.
Se evita, de este modo, agravar un problema al aplicarse un tratamiento que, en el mejor de los casos, no va a hacer nada por mejorarlo pero que incluso puede ser que resulte perjudicial. O, al retrasarse el tratamiento, un problema que podía resolverse de manera rápida se ha vuelto crónico y se hace necesario aplicar remedios más agresivos y con más efectos secundarios.
Nuestra piel es un órgano muy importante pero también muy delicado. Está expuesto en todo momento al frío, al sol, a la humedad y a los roces. Y hay tipos de piel muy diferentes. Para colmo, la mayor parte de la gente desconoce su tipo de piel, por lo que con frecuencia usa productos que no son adecuados. Incluso desconocen las propiedades, ventajas e inconvenientes de los tejidos o de los productos que están en contacto con ella.
Por ejemplo, muchos problemas de hongos en los pies se podrían evitar utilizando calcetines de algodón transpirables en lugar de otros que acumulan la humedad en el pie. Y muchas irritaciones en el rostro son debidas al uso de cremas con componentes que causan reacción en pieles sensibles o delicadas y que se aplican pensando que la favorecerán o que evitarán el envejecimiento.