Al sur de Galicia se encuentra Nigrán, sede de faros, miradores naturales y hasta una batería militar del siglo veinte. A caballo entre Oia y Baiona, este histórico municipio es además un destino de turismo litoral, con arenales como Panxón, Prado, Patos y Area Loura, que sin embargo presentan un atractivo secundario para el público visitante, más interesado en la playa de Rodas, situada a diez kilómetros de distancia en las Islas Cíes.
Accesible en barco desde el puerto de Panxón, esta playa de los alrededores de Nigrán cuenta con Bandera Azul y está considerada como la mejor playa del mundo por el diario The Guardian. Sus arenas dibujan la forma de una media luna y sus aguas cristalinas invitan a la práctica de esnórquel y otras diversiones acuáticas.
El patrimonio natural de Nigrán también es tangible en sus miradores. Estas ‘azoteas’ de roca y vegetación permiten contemplar el litoral gallego, el Cabo Home y las cercanas Islas Atlánticas, como sucede en el mirador de Piricoto do Vilar. El de Monteferro, por su parte, ofrece una visión excepcional de las Islas Estelas, acogiendo rarezas como el Monumento a la Marina Universal o la batería militar J-3.
En concreto, este soporte de artillería costera se compone de dos cañones y varios edificios anexos (garitas de vigilancia, un búnker y un polvorín), levantados de manera urgente en la década de los treinta. Permanecen abandonadas desde los años sesenta.
La península de Monteferro es un destino habitual para los amantes del senderismo. Se trata de una lengua de tierra con bosques de pino y eucalipto y unas vistas espectaculares de la bahía de Vigo y de Baiona. En su extremo noroeste se alza el faro de Punta Lameda o de Meda, cuya linterna verde (de casi treinta metros de altura) guía a los marinos.