Adivina quién viene esta noche es el título de una película clásica protagonizada por Spencer Tracy, Sidney Poitier y Katharine Hepburn. Un excelente reparto para una película muy recordada que, en su versión original, se titulaba Adivina quién viene a cenar. Aunque en la película quienes acudían de manera inesperada eran la hija de un matrimonio blanco de clase media-alta y su prometido negro, en la vida real da igual quién sea que llega por sorpresa. La primera reacción siempre va a ser, ¿cómo improviso una cena en unas pocas horas?
El primer truco para que todo salga bien es recurrir a recetas muy sencilla y a alimentos frescos y de calidad. Nada puede fallar con esta combinación ya que además, nadie va a esperar que se le impresione con un menú muy elaborado cuando no hay un plazo de tiempo para poder realizarlo. Acude a un mercado de confianza y compra pescado o carne frescos y de calidad, verduras de temporada y un par de botellas de albariño condes de albarei. Un postre sencillo y ya preparado será suficiente para salir airosos de algo así.
Las recetas sencillas, como hemos dicho, son las que tienen más posibilidades de éxito. Unos filetes de pescado a la plancha acompañados de una menestra de verduras pueden ser deliciosos, incluso cuando se acompañen tan solo de una salsa sencilla a base de aceite y especias. Pero una de las preparaciones más socorridas y sencillas es el horno, sobre todo si es un menú para pocas personas. Alguna de las ventajas del pescado sobre la carne son la rapidez con la que este puede prepararse y lo agradecido que suele ser al paladar sin necesidad de demasiado acompañamiento.
En el horno podemos hacer la comida de manera rápida, deliciosa y con poco trabajo. Un lecho de patatas sobre el que se coloca el pescado aliñado con aceite de oliva y especias. Si el horno permite cocinar en dos bandejas a la vez, en la segunda podemos colocar las verduras para la menestra. Si no es así, podemos prepararlas en una tartera. Mientras todo se cocina, tenemos tiempo para adecentar la casa, poner la mesa y darle un poco de ambiente a la velada eligiendo una buena música. Y solo queda esperar que no haya sorpresas más allá de la cena inesperada, que ya de por sí ha sido suficiente.